Los Centros de Iniciación Profesional, ofrecen una oportunidad a jóvenes conflictivos y que abandonan la educación obligatoria.
Su objetivo principal, es conseguir la inserción laboral de jóvenes mayores de 16 años que no tienen titulación. En algunos de estos centros se desarrollan Programas de Escolarización complementaria; una medida de carácter educativo y temporal para ayudar a alumnos cuyas edades oscilan entre los 14 y 16 años, que estando en una situación especial de dificultad social, no pueden seguir en la enseñanza obligatoria. En definitiva, los CIPs logran que los alumnos tengan mayor motivación, aprendan más gracias a la complementación de la teoría y las prácticas, y así estén mejor preparados y cualificados para tener posibilidades en su futuro laboral. Es una buena forma de mejorar la autoimagen que tienen de ellos mismos y sus expectativas hacia el trabajo.
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