EL HORARIO DE LOS CENTROS EDUCATIVOS

19.01.2012 14:09

 

¿Alguna vez nos hemos planteado cómo serían las clases si no hubiera un horario establecido?

El profesor podría trabajar lo que más le conviniera en cada momento, adaptar el horario a sus alumnos, echando más horas en aquellas materias en las que sus alumnos tienen mayor dificultad. Pero ¿esta medida es buena en todos los aspectos?

Desde muy pequeños, los niños están acostumbrados (al menos, la mayoría de ellos) a tener horarios para todo: comer, dormir... El hecho de que el niño tenga horarios ordenados y estables lo ayudará en su desarrollo. El desorden perjudica el ritmo circadiano (el de sueño y vigilia) y sus hábitos alimenticios.

Si no hubiese un horario preestablecido en las escuelas, muchos profesores centrarían toda su atención en determinadas materias, dedicando el menor tiempo posible a otras que ellos pueden considerar menos importantes, pero que no tienen porqué serlo. Además, hay muchas aulas y distintos profesores, y el horario los ayuda a organizarse para poder trabajar con todos los alumnos.

En conclusión, aunque pueden encontrar muchas ventajas al hecho de trabajar como docentes sin necesidad de ceñirse a un horario, si piensan en sus alumnos, a ellos les conviene tener un horario preestablecido.

Todo esto nos plantea otra cuestión: ¿es mejor un colegio con un horario continuo o un horario partido? Hay detractores y defensores de ambas posibilidades.

Vamos a hacer un análisis rápido de las ventajas e inconvenientes que tienen cada uno:

- Continuo: Los chicos tienen la tarde libre, pero no se adecua a la mayoría de los horarios de los padres, con lo que tendrán que añadir actividades extraescolares o dejarlos al cuidado de alguien. Para el caso de niños pequeños, existe el problema de que tardan mucho en comer y muchas veces se duermen antes de la comida. Obliga a una reestructuración de los horarios, aunque puede que esto no sea ningún problema. Existe otro inconveniente: son demasiadas horas seguidas de clase, ¿se rinde igual?
Los alumnos tienen un descanso en medio de la jornada, pero, dado que muchos comen en el colegio, hay que plantearse si verdaderamente descansan, ya que pasan ese tiempo en el recreo. No les queda casi nada de tiempo por la tarde, sobre todo a causa de los deberes para casa. Y, en realidad, tampoco este horario se adecua a todos los padres, con lo que igualmente tendrán que ampliar su jornada.

Ojalá pudiéramos elegir, ¿no?