Cuadernos de Pedagogía: Proyectos de Innovación

26.01.2012 12:31

 

Redes para la innovación educativa.

¿Por qué redes para innovar?

Las redes constituyen un nuevo vehículo para lograr el cambio cultural y actitudinal. Permiten compartir y diseminar el liderazgo y la responsabilidad, aprovechando los recursos de la comunidad, transcendiendo los límites de la profesión docente. De esta manera, con la utilización de las redes podemos conseguir mejores resultados por parte de los alumnos, todo ello es posible si los profesores acceden a cambiar su manera “antigua” y tradicional de enseñar, introduciendo métodos innovadores que ayudan a mejorar.

Pueden servir para capacitar a los alumnos a producir nuevos conocimientos y saberes compartidos, que puedan retroinformar e informar la política pública. Las redes permiten un desarrollo y una implementación más eficaces de las políticas a todos los niveles, a través de un amplio conjunto de actores en la comunidad. Es decir, la aplicación de las nuevas tecnologías supone una forma segura y eficaz de aprendizaje.

¿Por qué ahora debemos innovar?

Las nuevas líneas del pensamiento social, político y administrativo nos han proporcionado una base cada vez más solida para considerar las redes que se derivan de la interpretación de las organizaciones y sistemas de aprendizaje como comunidades, y su conceptualización como importantes modos en la evolución y el establecimiento de redes de aprendizaje.

Las ideas de “comunidad” han sentado las bases para establecer y elaborar nuevas formas de pensar sobre la moralidad política, la política pública y las relaciones administrativas, y para la creación de nuevas formas, estructuras e interacciones sociales, que tienen implicaciones de gran alcance para la educación y sus instituciones. De esta manera, debemos innovar e introducir nuevas maneras de enseñanza, esto ayudará a los alumnos a adquirir mejores aprendizajes y por lo tanto mejores resultados.

Hay que innovar tanto en la práctica como en la teoría. Antes la innovación se definía como “Un cambio deliberado, específico y original que es pensado para ser más eficaz en el logro de los objetivos”. Su enfoque se caracterizaba por la eficacia y el control basado en la consecución de unos objetivos, obviando los procesos. Cambiar siempre supone preocupación (puede salir bien o mal) pero es una buena manera de averiguar cuál es el mejor método de enseñanza-aprendizaje.

Ese concepto, aunque aceptado por unos, sería muy polémico y discutible, porque partía de lo que podríamos denominar “racionalidad técnica”. Ello comportaba un concepto determinado de innovación en la formación entendiéndola como el desarrollo de un profesorado competente que debía adquirir técnicas para mejorar la enseñanza sin tener en cuenta los procesos, la diversidad y los modos de pensar y hacer la educación.

Hoy para algunos, la innovación se refiere básicamente a introducir aspectos de carácter tecnológico donde se supone que la tecnología perfeccionara los resultados educacionales y mejorará las relaciones o los procesos operantes en el seno del sistema educativo. Nosotras pensamos que innovar siempre es bueno, es arriesgado, pero introduciendo buenos métodos y maneras de enseñar y aprender, se consiguen los buenos resultados. No nos tenemos que quedar en la forma tradicional de enseñar porque no es la mejor forma, debemos seguir innovando y mejorando el sistema, mediante proyectos innovadores.

Entre los requisitos para innovar se proponen: Primero, la actitud. La innovación solo será posible si el profesorado es capaz de adoptar actitudes investigadoras en sus aulas y en las instituciones educativas. Segundo, el proceso. La innovación lleva implícita una actitud y un proceso constante de investigación y aportación de soluciones a problemas.

Cambiar la práctica educativa significa cambiarse a sí mismo, como profesional, cambiar el contexto educativo, el lugar de desempeño, y hacerlo conjuntamente con los demás mediante el dialogo, la negociación y la colaboración. Cambiar siempre es duro, pero se debe preparar al profesorado para que realicen los métodos innovadores acorde de como se proponen. Pero todo esto no es fácil y de una cosa no cabe duda: la innovación educativa es una tarea colectiva y no aislada.

El centro educativo ha de ser actualmente el motor de la innovación en el campo de la formación. La capacidad de interacción entre el profesorado, la comunicación e intercambio de experiencias y el aprendizaje entre iguales están fuertemente relacionados con la generación de cambios en los centros.

 “El zoquete rehabilitado”. 

En esta entrevista se cuenta como el entrevistado, Daniel Pennac, era en su etapa escolar el típico niño “tonto”, marginado y objeto de burla, que consiguió llegar a ser un buen profesor gracias a la labor educativa de unos pocos profesores que consiguieron en esos años  despertarle la curiosidad por saber, por aprender. Es decir, animaron al niño a aprender cosas nuevas, interesantes,..

Daniel nos cuenta que, al igual que le paso a él, el problema de muchos niños que no rinden en la escuela es que no encuentran una relación entre los conocimientos que “aprenden” y la vida real, y por eso viene esa desmotivación. El nos cuenta que si no hubiese sido por dos o tres profesores que tuvo a lo largo de su escolarización, que consiguieron despertarle la motivación, no hubiese llegado muy lejos, y ahora que es profesor se plantea y tiene mucho en cuenta el tema de la innovación pedagógica para que los niños busquen esa relación entre la asignatura y lo cotidiano y les sea más ameno el aprendizaje y de esa forma no tiren la toalla a la primera de cambio.